Perdonen que no me levante

20 abril, 2012

El viejo herrero que no quiso ser dentista

Cuando le preguntaron por qué nunca discutía con nadie, el Maestro contó la historia de un viejo herrero, el cual le confió a un amigo que su padre, herrero como él, siempre había querido que su hijo siguiera su misma profesión, mientras que la madre abrigaba la ilusión de que su hijo fuera dentista. «¿Y quieres que te diga una cosa?: estoy encantado de que mi padre se saliera con la suya, porque, si hubiera sido dentista, me habría muerto de hambre. Y puedo demostrártelo».
«¿Cómo?», preguntó el amigo.
«He estado en esta herrería durante treinta años, y en todo ese tiempo ni una sola vez me ha pedido nadie que le sacara una muela».
«Esta misma es –concluyó el Maestro– la lógica que subyace a las discusiones. Cuando ves algo con claridad, ya no tienes necesidad de lógica alguna».

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