Perdonen que no me levante

22 noviembre, 2012

Hasta que aprendamos a perdonar

«—Sin embargo te cae bien, ¿verdad?
—Sí, me cae bien. Ojalá lo hubiera conocido antes de que Taur Urgas le arruinara la vida.,—Hizo una pausa y su rostro cobró una expresión grave—. Ése sí que era un hombre con el cual me habría gustado pelear. Contaminó el mundo entero con su mera presencia en él.
—Pero no fue culpa suya. Estaba loco y eso lo justifica.
—Eres un joven muy indulgente, Eriond.
—¿No es más fácil perdonar que odiar? Este tipo de cosas seguirá sucediendo hasta que aprendamos a perdonar —añadió mientras señalaba las columnas de humo que se elevaban al norte—. El odio es un sentimiento estéril, Belgarion.
—Lo sé —suspiró Garion—. Yo odiaba a Torak, pero creo que al final lo perdoné… aunque sólo fuera por compasión. Sin embargo, tuve que matarlo a pesar de todo.
—¿Cómo crees que sería el mundo si los hombres dejaran de matarse unos a otros?
—Quizá sería un sitio mejor.
—¿Entonces por qué no intentamos que sea así?
—¿Tú y yo? —rió Garion—. ¿Los dos solos?
—¿Por qué no?
—Porque es imposible, Eriond.
—Pensé que hacía mucho tiempo que tú y Belgarath habían dejado claro que nada es imposible.
—Sí, supongo que sí —volvió a reír Garion—. Olvidemos la expresión «imposible». ¿Te gusta más «extremadamente difícil»?
—Nada que valga la pena puede ser fácil, Belgarion. Si lo fuera, no lo valoraríamos. Sin embargo, estoy seguro de que podremos encontrar una solución al problema.
Lo dijo con tal convicción que por un instante Garion casi creyó en la viabilidad de aquella disparatada idea, pero luego volvió a mirar hacia las columnas de humo y su esperanza se desvaneció.
—Supongo que deberíamos volver a informar a los demás de lo que sucede allí —dijo.»

Crónicas de Mallorea IV: La hechicera de Darshiva, de David Eddings

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